LAS FUNCIONES DE LA
PIEL
La función de
la piel depende de su situación única entre el entorno y el
"interior", sus funciones principales de protección y comunicación se
realizan en el medio interno y externo.
Órgano de protección y
barrera del medio
externo, la piel, como órgano externo, se expone a muchos estímulos ambientales
deseables y no deseables (microorganismos y estímulos mecánicos, térmicos, de
radiaciones o químicos).
además, se pueden activar mecanismos de defensa
generales, cuando el estímulo exacerba los mecanismos de defensa y protección
de la piel se originan lesiones.
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Defensa ante las infecciones por virus, bacterias u hongos. La película
superficial cutánea tiene un efecto antimicrobiano, la capa córnea representa
una barrera para los agentes patógenos. Cuando ocurre una herida (puerta de
entrada) sucede una reacción defensiva de la piel en forma de inflamación
local.
−
Defensa frente a los estímulos nocivos mecánicos. Las propiedades
biomecánicas de la piel constituyen una barrera ante las lesiones y las
heridas. La capa córnea compacta y flexible y el tejido conjuntivo de la
dermis rico en fibras protegen la piel de los estímulos nocivos cortantes; el
tejido graso subcutáneo amortigua los golpes romos violentos y distribuye y
atenúa su efecto. Los pelos y las uñas también desempeñan una función
defensiva.
−
Defensa frente a estímulos nocivos térmicos. La piel actúa como barrera
aislante (sobre todo el tejido subcutáneo). La circulación sanguínea (90 % de
la circulación cutánea sirve para la termorregulación y 10 % para la
nutrición) y la secreción de las glándulas sudoríparas (sudor
termorregulador) permiten la termorregulación reactiva. La circulación y la
sudoración termorreguladora están especialmente desarrolladas en las personas
"desnudas" para compensar la pérdida evolutiva del pelo protector.
−
Defensa ante las radiaciones nocivas. La piel refleja y absorbe la luz.
Después de la reflexión-absorción de la luz en la película superficial y en
la capa córnea se produce la absorción de los rayos que hayan penetrado por
la melanina, no obstante, los daños celulares (de los ácidos nucleicos)
debidos a la radiación se evitan por los mecanismos de reparación
enzimáticos.
−
Defensa frente a estímulos nocivos químicos. La piel posee capacidad
tampón en la película superficial cutánea y es una "barrera a la penetración"
por el estrato córneo, las macromoléculas no pueden atravesar esta barrera.
Las moléculas de menor tamaño pueden atravesarla (mediante la capa lipídica
intercelular), pero se encuentran con una "barrera metabólica"
representada por la enzima que metaboliza las sustancias extrañas (el sistema
del citocromo P450). Si los estímulos nocivos químicos consiguen alcanzar las
células epidérmicas vivas, estas desencadenan mecanismos de defensa
bioquímicos e inmunológicos (activación de enzimas, liberación de citosinas y
mediadores de la inflamación e inmune); la penetración percutánea sirve
también para el tratamiento dermatológico local.
Barrera del medio interno. La piel impide el
intercambio descontrolado de sustancias entre el cuerpo y el entorno, por lo
que resulta fundamental para la homeostasis interna. Cuando se originan
lesiones o defectos existe el riesgo de pérdida de líquido, electrólitos y
proteínas, lo cual provoca alteraciones del metabolismo o pérdidas de sangre.
En estos casos, la pérdida de la piel sería mortal; desafortunadamente se ha
empleado como pena de muerte (desollamiento).
Función sensitiva. La piel tiene receptores
sensitivos distribuidos en toda su superficie, que le permiten el
reconocimiento del ambiente y la defensa ante los peligros. Los estímulos
adecuados provocan las sensaciones de tacto, presión, temperatura y dolor, lo
cual proporciona el reconocimiento de la intensidad y la procedencia del
estímulo (palpación de un tumor cutáneo, picadura de insecto en la espalda, uña
dentro del zapato, agua demasiado caliente, etc.). Los estímulos pueden
provocar reacciones motoras voluntarias o involuntarias reflejas (ejemplo,
control de la motricidad uña de la mano, reflejo de huida ante un estímulo
doloroso).
Función de comunicación y expresión. La piel como órgano superficial
desempeña un papel indispensable en la comunicación psicosocial, sobre todo al
nivel facial. Su aspecto sería valorado para obtener conclusiones acerca de la
edad, el estado anímico y el carácter (la piel como espejo del alma), también
para descartar posibles enfermedades internas (la piel como espejo de las
enfermedades internas). El estado y el aspecto de la piel determinan en gran
medida la propia imagen de cada persona, por lo que se manipula de modo voluntario
(cosméticos, solarium). La piel normal y enferma tiene una importante dimensión
psicosocial.
Función metabólica y de reserva. La piel puede acumular agua en
forma de edema y desecarse ante una gran pérdida de agua. Cuando ocurre sobre
alimentación se puede acumular exceso de grasa en la piel (adiposidad),
mientras que en la desnutrición se pierde dicho depósito (caquexia). Al nivel
metabólico se destaca la síntesis fotoquímica de la vitamina D (si falta la luz
solar puede producirse raquitismo).
En los seres humanos 90 % de la vitamina D proviene de
la piel y solo 10 % de los alimentos. El 7-dehidrocolesterol en la epidermis
absorbe radiaciones con longitud de onda menor que 20 nm, por lo que se
convierte en provitamina D, la que se encuentra en mayor cantidad en la capa
basal y espinosa. La provitamina se isomeriza de forma térmica para formar la
vitamina D (colecalciferol) en el hígado; en el riñón una segunda hidroxilación
la transforma en calcitriol, compuesto biológicamente activo.
Órgano de alta complejidad inmunológica. Participa en la vigilancia
inmunológica. Dado que sus células (queratinocitos, linfocitos, fibroblastos,
melanocitos y células de Langerhans, entre otras) sintetizan numerosas
sustancias inmunológicamente activas, interviene como "portero
inmunológico" en el reconocimiento y la internalización de antígenos,
autorregula el crecimiento y la diferenciación de sus componentes celulares,
participa activamente en el tráfico linfocitario y es uno de los órganos
"diana", en los complicados mecanismos de la inflamación. Las
sustancias inmunológicamente activas son interleuquinas, factores
transformadores de crecimiento, factores estimuladores de colonias,
interferones y citolisinas.
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